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lunes, 20 de septiembre de 2010

ABDUCIONES

Secuestran a los seres humanos, los estudian, les implantan extraños objetos... Sus objetivos son incomprensibles y sus víctimas se reparten por todo el mundo: China, Rusia, Estados Unidos, Chile o Brasil.

En 1995 en Kadima (Israel), una mujer de 40 años se despertó a causa de unos ruidos procedentes del salón de su casa. Caminó de puntillas hasta la puerta de la habitación y vio una extraña criatura. Su apariencia era humana, pero medía más de dos metros de altura, iba enfundada en un mono plateado y se desplazaba flotando en el aire. Su rostro, de pequeña nariz y ojos muy grandes, era anormalmente redondo. El ser atravesó la pared de la casa y se dirigió hacía el jardín. Más tarde, la testigo comprobó que sobre el césped había un círculo de casi cinco metros de diámetro que contenía una sustancia roja y un puñado de piedras transparentes. La primera fue identificada como cadmio y lo segundo como cristales de silicio en estado puro.

Este es uno de los múltiples casos que se conocen de los visitantes de habitación.

“En 1995 hubo una intensa oleada ovni en Israel. Incluso la policía fue testigo de la aparición de naves y de humanoides gigantes, de entre 2,10 y 2,70 metros de altura. A veces aparecían envueltos en una especie de niebla y vestidos con una ropa de apariencia metálica. Dejaron numerosas huellas y el ejército israelí investigó los hechos, pensando que pudiera tratarse de terroristas”, ha declarado el ufólogo israelí Barry Chamish.
Alguna de las pisadas de estos seres tenían una profundidad de hasta 35 centímetros, equivalente a la presión de una tonelada. Curiosamente, casi todas las apariciones se produjeron los sábados por la noche.

En 1996 se grabaron 15 vídeos de OVNIs. El más espectacular, grabado en Hamata Raial, muestra un objeto volador con aperturas semejantes a ventanas.

El tiempo perdido

Según Budd Hopkins, uno de los más reconocidos expertos en abducciones, los casos de secuestros de humanos por EBEs (Entidad Biológica Extraterrestre) se producen cada vez en mayor número. De la encuesta que el realizó entre 6.000 estadounidenses, Hopkins dedujo que existía un porcentaje de un 2% de supuestos abducidos. Extrapolando los datos, se llegaría a la cifra de cinco o seis millones de abducidos sólo en Estados Unidos. Este experto cree que los EBEs vienen a la Tierra en busca de material genético humano con el fin de restaurar su raza agonizante.


En su libro Witnessed, Hopkins recoge las investigaciones que realizó sobre más de 200 abducciones de los últimos 20 años. Uno de los casos más espectaculares es el de Linda Cortile, ocurrido en pleno centro de Manhattann, Nueva York. Lo más sorprendente de este secuestro es la existencia de varios testigos que, en el momento del suceso aparentemente estaban incomunicados entre sí, ya que en la mayoría de los casos el abducido se encuentra solo en el lugar de los hechos. “Hubo unos 20 testigos, e incluso una mujer me escribió diciéndome que su coche se paró sobre el puente de Brooklyn en la noche del 30 de noviembre de 1989, mientras observaba un ovni de color rojo-anaranjado que arrojó un haz de luz azul y blanco sobre el edificio donde vivía la abducida Linda Cortile. Luego vio lo que parecía ser cuatro bolas difusas flotando hacia el ovni. Una de ellas era Linda”, dijo Hopkins.
Un mismo esquema de los hechos se repite casi siempre: aparece una luz fantasmal junto a una carretera o en plena ciudad, el motor de los vehículos se para y aparecen criaturas semejantes a seres humanos pero de pequeño tamaño y gran cabeza que le hacen a la víctima exámenes físicos y manipulaciones quirúrgicas semejantes a biopsias que frecuentemente dejan una cicatriz... En ocasiones introducen pequeños objetos en la cabeza o en otras partes del cuerpo de la víctima... Estos son algunos de los puntos comunes en las experiencias vividas por abducidos y que Hopkins defiende que se trata de hechos reales y no de alucinaciones.

Un término frecuentemente utilizado por la ufología, especialmente después de los estudios de Hopkins, es el missing time, el “tiempo perdido”. Se suele recurrir a la hipnosis para que los testigos puedan recuperar ese “tiempo perdido”, pero se plantean muchas dudas acerca de la eficacia de este método. “Muchas veces la hipnosis hace despertar al sujeto unas ilusiones que responden a deseos personales, ya sean conscientes o inconscientes”, afirman muchos psiquiatras y psicólogos.
El caso Valdés

Uno de los casos más conocidos mundialmente es el famoso incidente protagonizado por el cabo Armando Valdés Garrido, ocurrido en la madrugada del 25 de abril de 1977 en una zona situada al noreste de Arica, en el norte de Chile. “Desgraciadamente, por orden de los militares Valdés fue sometido a un tratamiento de electroshock, ya que no respondía a la medicación que normalmente se les suministra a los supuestos psicóticos”, dijo Mario Dussuel psiquiatra y miembro de AION (Agrupación de Investigaciones Ovniológicas de Chile). Ese tratamiento “borró” de la mente del protagonista unos hechos que podrían haber sido recuperados con hipnosis.
El caso de cabo Valdés contó con siete testigos, unos militares e ingenieros israelíes, que participaban en unas maniobras estratégicas en Pampa Lluscuma. Todos vieron una luz que descendió y se posó entre las colinas, a unos 500 metros de ellos. El cabo se internó en la luminosidad y desapareció. Regreso 15 minutos después y se desvaneció. Cuando recuperó la conciencia dijo: “Ustedes no saben quiénes somos ni de dónde venimos, pero les aseguro que pronto volveremos”, tras lo cual volvió a desmayarse.
Un detalle señalado por sus compañeros es que, tras la experiencia, su rostro mostraba una barba de varios días, aunque Valdes estaba afeitado en el momento de su desaparición. Su reloj digital se había parado y el marcador de la fecha señalaba cinco días más tarde, como si para Valdés hubiera transcurrido una semana en vez de unos pocos minutos.

Extracción de implantes

Derrel Sims, es quizás el mayor especialista mundial en implantes. Director de la publicación Houston UFO Network, Sims ha trabajado con el Dr. Roger Leir, fundador de la Foundation for Alien-Human Research, una organización que ha encontrado en los últimos años más de 30 implantes en los cuerpos de abducidos. Ambos investigadores han anestesiado por medio de la hipnosis a varias de estas personas y han logrado extraerles diversos tipos de implantes.

Los recelos que los demás investigadores podían tener se esfumaron ante la documentación científica y visual aportada por Sims en su ponencia y también en charlas privadas con ellos. Cartas e informes científicos de las más importantes universidades y centros de investigación de Estados Unidos y de países europeos respaldan una teoría que para algunos puede parecer descabellada: unas entidades no humanas están implantando en seres humanos objetos que no son producto de nuestra tecnología.

Uno de los métodos desarrollados por Sims y Leir para detectar posibles implantes consiste en iluminar con luz ultravioleta el cuerpo del supuesto abducido. Han comprobado que las marcas indelebles ocasionadas por el contacto físico con los EBEs y las cicatrices dejadas por una operación de implante se ven fosforescentes bajo la luz ultravioleta. “No conozco la causa, pero hasta un 31% de los abducidos sufren alergia a la procaína, un tipo de proteína. Un abducido acudió al oftalmólogo y éste quiso suministrarle procaína en gotas para dilatarle la pupila, a pesar de las advertencias del paciente. El hombre entró en coma”, explicó Sims.
Otra característica común a los abducidos es el síndrome post-traumático de estrés, muy parecido al que manifiestan los soldados que van a la guerra. Muchos experimentan recuerdos de su abducción en forma de flash, es decir, de imágenes caóticas que pasan por su mente a gran velocidad.


Experimentos con ADN

Algunos de los implantes extraídos por Sims y Leir se hallaban bajo la piel de sus pacientes. “No había una respuesta inflamatoria a dichos implantes, algo totalmente anormal puesto que se trata de un cuerpo extraño en el organismo. El tejido que los envuelve es de tipo nervioso y el núcleo del implante es a veces metálico y fuertemente magnético; en otras ocasiones se trata de materiales de origen meteorítico. Algunos están ligados a un nervio principal e incluso recubiertos por una membrana negra y fuerte que, según los análisis, está compuesta por hemosiderina, una especie de proteína de la sangre”, explica Sims.
¿Cómo explicar esa ausencia de rechazo de cuerpos extraños? Sims tiene una teoría: “Quizás el material biológico que recubre el cuerpo principal del implante contenga ADN del mismo abducido. Los EBEs pueden haber extraído material genético del paciente y haberlo sometido a un caldo de cultivo para fabricar la capa que recubra el implante, de forma que no exista rechazo”, razona el investigador.
Una sociedad demasiado perfecta

“La sociedad de los EBEs sería muy aburrida para nosotros, sin diversiones, sin música, sin arte... sin alegría en suma”. Así lo piensa David Jacobs, uno de los más prestigiosos estudiosos de abducciones de Estados Unidos. Sus afirmaciones se basan en su teoría de la “sociedad telepática” integrada por nuestros visitantes extraterrestres. “En el 95% de las abducciones, la comunicación entre el secuestrado y los EBEs se lleva a cabo por medio de telepatía”, expone Jacobs.
“Una sociedad telepática supondría la supresión de la privacidad del individuo, pues todos o casi todos se enterarían de lo que pasa por la mente de los demás. A raíz de ello, las cualidades personales mermarían, habría más uniformidad en el comportamiento del individuo y menos satisfacción personal”. “Se puede constatar que los actos de los EBEs secuestradores son fríos, sin pasión. Parecen estar concentrados solamente en el análisis clínico de los secuestrados. A veces intentan eliminar el dolor del paciente, pero no sabemos si lo hacen por compasión o para evitar que el estrés producido al abducido perjudique el resultado de sus experimentos”.
El comportamiento de los Ebes es comparado por Jacobs al de ciertos insectos de vida colectiva, como las abejas o las hormigas. “Es probable que entre ellos el grupo sea más importante que el individuo”, afirma. Tal vez el bien y el mal, como nosotros los entendemos, no existan para los EBEs. Muy rara vez, según demuestran las experiencias de los abducidos, estas criaturas manifiestan sus sentimientos. Al faltar una expresión de individualidad, está también ausente el sentido del amor hacia sí mismos y hacia los demás. Sus rostros son inexpresivos y no emplean una gestualidad facial o corporal como nosotros”,
La ironía, el sarcasmo o las variaciones del tono de la voz, en consecuencia, no existen en la “sociedad telepática”. “Pueden irritarse, pero no enojarse profundamente. Es posible que tengan relaciones sexuales con el abducido, pero nunca expresan amor; sólo es un acto mecánico de carácter reproductivo. Queda claro que esta sociedad alienígena está orientada hacia el trabajo y el grupo.
¿Has sido abducido?

El tiempo desaparecido

Una brecha en la memoria podía significar que una persona ha sido raptada, y fue obligada por sus raptores extraterrestres a olvidar la experiencia.

Terror irracional

Se dice que el pánico asalta a los secuestrados cada vez que se acercan a determinados lugares, ven un helicóptero que se cierne sobre ellos o se encuentran en otras situaciones que recuerdan el trauma reprimido. Pueden reaccionar con ansiedad a películas, crónicas periodísticas y libros que traten de los ovnis y de encuentros con EBEs.


Desordenes nocturnos

Los supuestos secuestrados pueden tener dificultad para conciliar el sueño, y es frecuente que solo logren un sueño muy ligero. Muchos sueñan con naves espaciales o extrañas criaturas; algunos inexplicablemente, se despiertan noche tras noche a la misma hora intempestiva.

Hemorragias

Al despertar, algunos se encuentran con sangre en sus almohadas; podría ser un efecto residual de la implantación o la eliminación quirúrgica del aparato de rastreo colocadas por los EBEs en las narices u oídos.
Los secuestrados descubren también enigmáticas marcas en su cuerpo. Pueden ser pinchazos, heridas punzantes o raspones.

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