En los setenta fue un adolescente apasionado por los ovnis. Desde que comenzó su carrera periodística en el diario La Voz (1983) abarcó otros rubros. Pero los platos voladores nunca lo abandonaron. Durante los ochenta fue secretario general del Centro de Investigaciones Ufológicas (CIU), editó la revista Ufo Press y estuvo entre quienes organizaron la filial local del Center for Ufo Studies (CUFOS) dirigida por el doctor Joseph Allen Hynek. También fue conferencista invitado a congresos realizados en los Estados Unidos, Europa y Brasil. Escribió en las revistas de divulgación científica argentinas Conozca Más, Misterios y Enciclopedia Popular Magazine y fue secretario de redacción de Descubrir, Hombre y NEO. También trabajó en Gente, Página/12 y La Prensa, donde estuvo a cargo de #En trance#, la primera sección fija de crónicas esotérico-científicas publicada en un diario nacional (1994). Entre 1991 y 1994 fue miembro del Comité Directivo de la Fundación CAIRP para el estudio de la pseudociencia y asesor editorial de El ojo escéptico. Ya alejado de la militancia racionalista, en 2003 creó Dios! (www.dios.com.ar), sitio especializado en creencias contemporáneas. Participó en obras colectivas, como el Diccionario Temático de Ufo logía (Fundación Anomalía, 1997), editó los coleccionables científicos para la revista Noticias (1998-2000) y produjo televisión en ATC (Secretos revelados), América TV (Frente a frente) y Canal 9 (Zona de Investigación). Colaboró en las revistas The APRO Bulletin, Flying Saucer Review, Lumières Dans la Nuit, Phénomena, Giornale dei Misteri, Cuadernos de Ufología, The Anomalist, Año Cero, Más allá de la ciencia, Enigmas y VSD. Sobre temas como nuevos cultos, cibercultura y fronteras de la ciencia escribió en Gatopardo, Rolling Stone y Bitniks. Actualmente es consultor del Laboratorio de Contenidos de Canal Infinito y de la revista Pensar, editada por el Center for Inquiry International (CFI). Es autor del blog Magia Crítica .Imaginemos que un extraterrestre está leyendo este libro. Que cada lector elija al biotipo extraterrestre que más le guste. No importa, en este caso, cuál es la apariencia física del extraterrestre, ni su planeta de origen, ni el carácter pacifista o guerrero de sus intenciones. No importa cómo se alimenta, ni cómo copula, ni cómo funciona su aparato excretor. No importa el diseño de sus naves espaciales ni tampoco la tecnología que las impulsa. No importa dónde está leyendo este libro: si en su planeta, si a bordo de su nave o en la base que, como todo el mundo sabe, los extraterrestres tienen en Roswell. Lo único que importa, en este caso, es que es un extraterrestre y que está leyendo este libro. Es indudable que éste será un libro imprescindible en toda biblioteca extraterrestre, y no lo digo por sus historias sobre extraterrestres: al fin y al cabo, todo extraterrestre más o menos informado las conoce o al menos ha oído hablar de ellas. Es indudable, decía, que éste será un libro imprescindible en toda biblioteca extraterrestre, porque éste es un gran libro sobre seres humanos. Y si ellos, los extraterrestres, planean visitarnos, o bien en son de paz, o bien para invadirnos, este libro puede resultarles muy útil para conocernos. La materia prima del trabajo de los buenos periodistas y Alejandro Agostinelli es uno de los mejores que conozco son las personas, y no la política, la economía, los deportes, el arte, la ciencia o los extraterrestres. Los buenos periodistas terráqueos no olvidan jamás que cada episodio que describen, cada historia que cuentan, trata sobre seres humanos. Alejandro Agostinelli ha dedicado buena parte de su vida a investigar este tipo de casos: me consta que podría escribir veinte libros tan buenos como éste sin repetir una sola historia. Como lector, deseo que lo haga. De esa maravillosa materia está hecho Invasores, concebido y escrito para que lo disfruten los lectores de todo el universo, pero sobre todo, los que residen en la Tierra
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